CXXXVI
LLUVIA DE PÉTALOS, EN EL TEMPLO SHINTO
A media tarde, aún el Sol elevado,
copos de flores están tremolando,
pues presienten el suspiro de un hado,
en forma de viento lene y templado.
Una joven beldad de ojos rasgados
y cabellos negros, lisos, crinados,
ataviada con un kimono blanco
con preciosos crisantemos bordados,
“sentada” está en la entrada del sagrado
recinto de un apartado santuario.
Naciendo del templo Shinto, encantados
y dulces sones de timbre aflautado
se esparcen por ríos, bosques y prados,
a los silvestres seres subyugando.
La gentil princesa de finas manos
el shakuhachi aleja de sus labios,
y sonríe frente al espectáculo
de pétalos juguetones danzando,
que se mecen, por la brisa, acunados,
desde los floridos almendros… nevando.
"Víctor de Castellar"