POEMA XXIII
Linda hurí, de los vergeles de Ispahán
XXIII
Linda hurí, de los vergeles de Ispahán,
encarnada en los bosques de Mari;
venida de la misteriosa Tharsis,
pareces, por venturoso y raro azar.
Trajiste, como caro y valioso ajuar,
propio de dama de tanta altura,
al par que recamadas vestiduras,
la nobleza de la Reina de Saná.
Quedó, el azul del cielo de Bagdad,
preso, en tus dos deslumbrantes zafiros,
y, entre tus blancos marfiles pulidos,
las aguas del manantial de Horasam.
¡Cuán excelsas, la
prestancia y dignidad
que irradian de tu imponente figura!
¡Oh, de los sentidos, dulce pastura!
¡Isíaca diosa! ¡Claro astro, luminar!
Víctor de Castellar
Víctor de Castellar