LXIII
Bellísima petunia
en la que el rosicler brilla,
como en naciente alba pura,
en tus labios y mejillas.
De rosa, te coloras,
galana y asaz jarifa,
semblando ser aromosa
flor paradisíaca.
Tu juvenil encanto
y tu atrayente sonrisa
ofrendas, sin reparo,
cual mirífica ninfa.
Tus ojos tienen rayos
que la apatía fulminan,
veloces despertando,
por ti, afecto y simpatía.
Del Elíseo, descendida
pareces, para sanar
las Almas casi perdidas,
en este mundo mortal
¿Será verdad?
¿Será verdad?
Permíteme contemplar
tu figura isíaca
de egipcia diosa inmortal.
¡Dame, de Amor, tu ambrosía!
¡Comienza a sanarme ya!
"Víctor de Castellar"
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