CLXI
“PRIMAVERA EN EUNATE”
Los campos de trigo verdean
a mediados del mes de Mayo,
como retales que remiendan,
de Gea, el campesino manto.
Una ahilada brisa alabea
los altos, espigados, tallos,
que, ante su caricia, flamean
con llamas de color presado.
Al viento, las mieses semejan
hordas feroces a caballo,
liliputienses, que atraviesan
las parcelas de lado a lado.
O un mar de esmeralda recuerdan,
con oleaje esperanzado,
por el que, invisibles, navegan
hados verdes, a todo trapo.
Del más ancestral románico,
octogonal joya contempla,
con impasible somnolencia,
los avatares de los campos.
Templo que antaño edificaron
templarios con honda sapiencia,
en punto clave de la Tierra,
en camino compostelano.
Al reposo invitan los arcos
que lo ciñen y lo rodean,
y, dentro del recinto sacro,
una afable Virgen desvela,
al oído atento, sus arcanos.
"Víctor de Castellar"
Encantado con vuestro estilo.
ResponderEliminarMe alegro. ¡Muy amable!
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