POEMA CXLVI. PASEA LA ESPERANZA DE TRIANA






CXLVI

PASEA LA ESPERANZA DE TRIANA



 Avanzada la Madrugá,
    frente a la Torre del Oro,
        la Esperanza se hace rogar,
           cual novia, en su desposorio.
 
            Al fin, sobre el puente, brillar
  parece el florido trono,
    y ya se observan asomar
 sus humedecidos ojos.

 Envuelta por un titilar
 de cirios y primorosos
              lampadarios, la Reina aún más
    luce, en su paso dolioso.

        De los clarines, al compás,
 con un mecer saleroso,
  la Diosa parece danzar,
     con gracia y aire donoso.

         A su alrededor, a obsequiar,
       la comienzan, con piropos.
       ¡Guapa! Comienzan a gritar,
sus devotas y devotos.

      Prosigue, en su balancear,
          la Virgen de hermoso rostro;
    la Macarena va a buscar,
   con semblante luctuoso.
         
        Queda Triana sin su Deidad.
    Campana arderá de gozo.
            ¡Hoy, en Híspalis, el cielo está!
 ¡Gaudeamus clamoroso!



"Víctor de Castellar"


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